Transmisión de Valores en la Ciudad

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Transmisión de Valores en la Ciudad

Entre las constataciones más evidentes de la nueva cultura, del surgimiento de las ciudades, y de las transformaciones sociales es el hecho de que la educación de la sociedad y la transmisión de valores ya no está monopolizada por la Iglesia, tal y como sucedía en siglos pasados, tanto en el mundo occidental europeo como en nuestro medio. Diversos actores, visiones de la realidad, ideologías y formas de pensar, reclaman su palabra y su derecho a proponer visiones y conceptos, a plantear formas de ser y actuar, además de declarar los mundos futuros, utópicos o no.

Es frecuente encontrar entre nosotros, en la Iglesia, la expresión de que estamos en una crisis de transmisión de valores. Pero, ¿de cuáles valores se trata? ¿de los enfocados en el Evangelio? ¿del pensamiento de la Iglesia Católica?, puede ser. Sin embargo, el mundo sigue enseñando, promoviendo y defendiendo otros valores, no siempre coincidentes con los valores cristianos y, con frecuencia, opuestos.

En este contexto el Papa Francisco (2020) en Fratelli Tutti, plantea la necesidad de salir al encuentro para construir juntos una fraternidad de carácter universal, incluyente, abierta y democrática. Para lograrlo, es necesario conservar la libertad para expresar las propias convicciones, los valores que nos inspiran y los modelos-ideales que nos convocan hacia el futuro. También, una mentalidad de apertura a lo diferente, lo diverso y aun lo adverso. Esa mentalidad de puertas abiertas permite que los ciudadanos, antes que creyentes, nos comprometamos a construir juntos un tejido social que está compuesto por diferentes hilos y tramas, evitando la imposición, la intransigencia y la intolerancia.

La transmisión de los valores en la sociedad de hoy, sobre todo en los ambientes urbanos, nos impulsa a la creatividad, no solo para proponer sino para dialogar, escuchar, respetar y valorar a los otros, destacando en sus modos de vivir y actuar, una cultura que reclama el derecho, y aún el deber, de formar sociedad y estructurar sistemas basados en los valores que profesa y transmite.

La Pastoral Urbana, que tiene como misión el anuncio del Evangelio en las urbes y los ambientes citadinos, debe desarrollar la mentalidad de apertura para poder responder con eficacia al desafío de la Alegría de Evangelizar.

Para el diálogo pastoral:

  1. Destacar los rasgos de la nueva mentalidad en nuestras comunidades, contrastando los valores que refleja con los valores inspirados en el evangelio de Jesucristo.
  2. Describir los obstáculos que tenemos los católicos para dialogar con otros actores de la sociedad, entre ellos las iglesias cristianas.

 

Por: Mons. Darío Gómez Zuluaga
Párroco el Perpetuo Socorro, Rionegro

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