Las Universidades Católicas Latinoamericanas son las mejores de la Iglesia

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dioc-uco2Pbro. Jorge Andrés Tabares Ríos
Facultad de Teología y Humanidades
Artículo Publicado en Vida Diocesana 186 – abril de 2017
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Por extensión, a las universidades se les ha denominado genéricamente como la Alma Máter de la sociedad en la que están enclavadas. En latín, significa la madre nutricia, la que alimenta. La más antigua de las universidades, la de Bolonia, la extrajo de los clásicos romanos y la aplicó a su escudo como madre nutricia de todos los estudios. De ella, la tomaron otras universidades y estudiosos, popularizando la expresión.

Fueron las católicas, las fundadas por la Iglesia, las primeras universidades de Europa, muchas de ellas con el tiempo convertidas en civiles o laicas, hasta el extremo de que no son muchas las Universidades Católicas las existentes en el viejo continente. Ejemplo de ello es el caso de la Universidad de Valencia (España) que fue fundada mediante la Bula del Papa Alejandro VI en 1501 y hoy es pública, del Estado. Hasta el año 2003, Valencia no había tenido Universidad Católica, está en la primera etapa de andadura. No hay muchas Universidades Católicas en España. Les ha faltado sensibilidad y visión de futuro para crear en sus respectivas diócesis o regiones eclesiásticas una Universidad Católica.

En América Latina, la Iglesia lleva muchos años de experiencia en Universidades Católicas, desplegando gran actividad en el mundo académico y estudiantil, alimentando los estudios desde la óptica y perspectiva cristiana. Precisamente, en un Congreso realizado en Salamanca, en el año 2012, Mons. Jean-Louis Bruguès, Secretario de la Congregación para la Educación Católica, abordó la declaración conciliar «Gravissimum educationis», en la que destacó el papel preponderante que han tenido las Universidades Católicas después del Concilio y su importancia en la Nueva Evangelización.

Puso como ejemplo de Universidades Católicas las de Latinoamérica en especial las de Chile, Argentina y Colombia, expresando que «son las mejores de la Iglesia». Y subrayó 3 puntos centrales que las caracterizan:

  1. Porque están abiertas a todos los hombres de buena voluntad. Cristianos católicos y no católicos, creyentes y no creyentes.
  2. Porque brindan una buena formación cristiana. Ofrecen una óptima cristología, eclesiología, antropología teológica, espiritualidad, Doctrina Social de la Iglesia, etc. Impartiendo cursos obligatorios en todas las carreras.
  3. Están abiertas a la ciencia, a la tecnología y a la investigación.

Precisamente, el lema  de nuestra Universidad Diocesana hace alusión a ello: «A la verdad por la Fe y la Ciencia»…. La verdad nos hace y nos hará libres, dicen los textos sagrados.

¡Enhorabuena! a la Universidad Católica de Oriente (UCO) en su XXXV aniversario de fundación, por su compromiso con la región, con el país, y por su empeño de fortalecer competentemente la Educación Superior con el propósito de «formar profesionales íntegros para la transformación territorial», perfilándose así como una Institución que genera confianza y credibilidad a nivel nacional e internacional, pero sobre todo, que responde a los retos que se le plantean a la Iglesia en la actualidad.

La pretensión educadora de la UCO es luchar por un ser humano grande, globalmente formado y preparado, capaz de asimilar y adaptarse a la cultura de cualquier lugar y ambiente, capaz de intervenir creativamente en el contexto y en la realidad donde vive y actúa, un hombre y una mujer con buenos valores humanos y cristianos. En la Oración institucional lo pedimos: «Que tu gracia Señor inspire nuestras obras, las sostenga y acompañe; para que todo nuestro trabajo brote de ti que eres su fuente, y se dirija a ti que eres su fin». Él, Jesús, es principio y fin, alfa y omega, en Él se recapitula todo, desde Él se explica y se entiende todo. Él es la sabiduría que es la verdadera riqueza del ser humano.

La UCO es un proyecto pastoral y de promoción humana, es estrella iluminadora de la sociedad. En su patronato, tutelándola, están la Madre de Dios y Jesús, marcando el camino, estrella y luz de nuestra tierra abierta, acogedora y generosa, impulsando e imprimiendo fuerza y vitalidad a todos los que andan faltos y necesitados de ella.

Hermoso ejemplo que nos llena de orgullo y satisfacción, plus de la Iglesia Católica Latinoamericana  que aporta a la Iglesia Universal con su peculiar manera de vivir el substrato católico y como vigorosamente ya  lo está haciendo el Papa Francisco en Roma, en el corazón de la cansada y envejecida Europa, que está aireando y oxigenando con la frescura del Evangelio.

Alegrémonos, felicitémonos, porque con nuestra manera de vivir el Evangelio y nuestra vida personal, comunitaria, social, religiosa y universitaria estamos siendo punto de mira, luz, sal, reflexión y elogio del viejo continente hoy en decadencia y falto de nuestra filosofía, teología,  idealidad, entusiasmo y compromiso cristiano.

Agradecimiento a todos los directivos, facultades, profesores, alumnos, y a todos los que forman parte de la familia uconiana.

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