Oración para todos los días
Padre de misericordia,
Tú has sembrado en nosotros la semilla de la fe,
para que seamos hijos tuyos y discípulos misioneros de Jesucristo.
Haz que nuestra vida sea testimonio visible de tu Reino
y demos a conocer a todos tu Palabra.
Te damos gracias por el Papa Francisco,
y te suplicamos que su visita a Colombia sea un tiempo de bendición,
que nos confirme en la fe
y nos ayude a dar el primer paso,
para comenzar con Cristo algo nuevo
en bien de todos los colombianos.
Suscita en nuestros corazones esperanza, perdón, amor y paz,
para que con la ayuda de tu Espíritu
hagamos posible el reencuentro entre los colombianos
por medio de la reconciliación.
Te suplicamos, Padre de bondad,
que, por intercesión de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá,
esta visita del Santo Padre,
nos abra la mente y el corazón
al Evangelio de Cristo nuestro Señor.
Amén.
Consideración para el día segundo
Iluminación Bíblica: “Él respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.»” (Mt. 19, 4-6).
El papa Francisco nos recuerda en la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia: “La alianza de amor y fidelidad, de la cual vive la Sagrada Familia de Nazaret, ilumina el principio que da forma a cada familia, y la hace capaz de afrontar mejor las vicisitudes de la vida y de la historia. Sobre esta base, cada familia, a pesar de su debilidad, puede llegar a ser una luz en la oscuridad del mundo”. (AL N° 66)
Estamos llamados como familia a ser una sola carne, en medio de la división y de los conflictos que vivimos en nuestra sociedad actual, donde los medios modernos de comunicación nos acercan con los que están lejos y nos alejan con los que viven cerca; somos llamados a vivir en familia la oración como núcleo central que nos impulse a ser iglesia doméstica. “La familia está llamada a compartir la oración cotidiana, la lectura de la Palabra de Dios y la comunión eucarística para hacer crecer el amor y convertirse cada vez más en templo donde habita el Espíritu”. (AL N° 29).
Para la meditación: ¿Somos una familia verdaderamente unida? ¿Oramos para permanecer en esa unidad? ¿Buscamos el perdón antes de irnos a dormir?
Padre Nuestro…
Oración final: Señor, enséñanos a vivir como familia la unidad, el respeto y el perdón para que seamos, junto con la Familia de Nazaret, testimonio de entrega a la voluntad del Padre, que nos pide amar y dejarnos amar. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Foto: Vida Nueva