El pasado sábado 4 de agosto, en la Con Catedral San Nicolás el Magno de Rionegro, 10 jóvenes de nuestra diócesis que cursan el cuarto año de teología en el Seminario Nacional Cristo Sacerdote, recibieron el sagrado orden del diaconado, por imposición de manos y oración consecratoria de Mons. Fidel León Cadavid Marín, obispo de la diócesis.
La ceremonia litúrgica, enmarcada en la conmemoración de los 50 años de la Con Catedral de Rionegro, contó con la presencia de más de 120 sacerdotes del territorio diocesano, seminaristas, miembros de las comunidades religiosas, familiares y amigos de los seminaristas que fueron ordenados. La Eucaristía empezó a las 10 de la mañana y duró poco más de dos horas; en esta celebración, los jóvenes recibieron el libro de los Evangelios, como signo de su misión de anunciar el mensaje de salvación a todas las personas, y la dalmática, vestimenta propia de su ministerio.
En la homilía, monseñor Fidel recordó los dos hechos importantes que se conmemoraban en esta celebración; en primer lugar, los 50 años de la concatedral, expresando, como aparece en el decreto de nombramiento, que “la razón: que “la ciudad popularmente llamada Rionegro, y que está situada en la Diócesis de Sonsón, ha progresado en todo orden durante los últimos tiempos…”. Es innegable, constatable por todos, el avance de esta ciudad y su entorno “en muchos aspectos como el económico, empresarial, médico, educativo y muchos otros”, su rica historia, su tradición de fe, su pujanza y su localización. Todo esto, hace merecida esta designación, que añade “otra corona más” a esta noble ciudad de Rionegro”.
Y el segundo hecho importante del día, la ordenación diaconal de estos 10 nuevos jóvenes, recordó la primera lectura, del llamado de Samuel, como un elemento que permite entrar en el misterio de la vocación “Dios es el que llama: “Samuel, Samuel”. Y esta iniciativa divina también aparece claramente en el evangelio: “No son ustedes quienes me han elegido, soy yo quien los ha elegido”.
Así mismo, el obispo recordó al papa Francisco en su visita a Colombia “Dice, esa primera lectura, que “la lámpara de Dios todavía no se había apagado”. La presencia de Dios es cálida, como una lámpara encendida; pero también significa que Dios “no duerme” y no deja de velar por su pueblo, ¡a pesar de todo! Que Dios nunca retira su Palabra y no deja de ser fiel a su promesa. “Jamás, jamás, Dios se desentiende de su vid” (que es el pueblo de su alianza) nos dijo el Papa en la Macarena. Su Palabra no deja de anunciar y de llamar”.
Hablando de la vocación, el obispo dijo que “Dios llama por tres veces a Samuel. Los primeros intentos fracasan debido a la inexperiencia previa frente a la Palabra de Dios del joven Samuel. Normalmente, en una vocación, se recorren muchos pasos, se superan diferentes etapas hasta llegar al reconocimiento de la llamada del Señor. Dios no deja de insistir y de esperar… No siempre la respuesta es positiva… Quiero remarcar, que la vocación se decide en el secreto de nuestra libertad y es respuesta personal, pero permite la dinámica del testimonio. Llegamos a Jesús por mediación de otros. Esto es clave en una pastoral vocacional: se necesitan auténticos testigos, que sepan presentar al Señor y favorecer el encuentro con Él. Por eso es tan nefasto el antitestimonio que podamos dar las personas consagradas”.
“El Evangelio trae la invitación especial que el Señor les hace es: “Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor”. Permanecer en el mismo amor del Señor es su programa de vida como consagrados a Él por el sacramento del Orden. El Señor los ha llamado para involucrarlos en lo que Él, Buen Samaritano, hizo: dar su Palabra, su consuelo, su salvación y, sobre todo, su vida. Es a través de ustedes que Jesús sigue haciéndose presencia viva, compasiva y consoladora. El diácono es la representación actual y resucitada de Cristo Servidor; el que ama con el amor de Jesús”, insistió el obispo diocesano.
Entre las últimas palabras de la homilía, dirigió un mensaje personal a cada uno “Queridos Oscar Arley, Diego Alejandro, Juan David, León Darío, Edwin Andrés, Sebastián, Jhon Edward, Jorge Leonardo, Daniel Alberto, Manuel Alejandro, ustedes son beneficiarios de un amor de predilección por parte del Señor al compartirles su sacerdocio de servicio en favor de todos los hombres y mujeres de este mundo. Que nada los aleje de este amor: ni el cansancio, ni la pereza, ni la comodidad personal, ni el fastidio, ni la indiferencia, ni la tibieza espiritual, ni el desgano de servir, ni los halagos del mundo, ni ningún interés egoísta”.
Por último, los invitó a consagrar su vocación a la virgen María “Estamos en este templo, cincuentenario como concatedral de nuestra Diócesis. En él resplandece la imagen patronal de Nuestra Señora de Arma. Invoquen su protección y su guía: no hay mejor acompañante para la vida ministerial que la Santísima Virgen María”.
Los jóvenes que recibieron el sagrado orden del diaconado son: León Darío Castañeda Osorio, Diego Alejandro Prado Pavas, Juan David Carmona Jaramillo, Manuel Alejandro Garcés Restrepo, Daniel Alberto Quintero Salazar, Oscar Arley Giraldo Ramírez, Edwin Andrés Quintero Clavijo, Jhon Edwar Cotrina Espinoza, Jorge Leonardo Guerra Guerra y Sebastián González Giraldo (puede leer la biografía de cada uno, aquí)
Nos unimos en oración por estos nuevos 10 ministros de nuestra iglesia diocesana y que sea el Señor, pastor supremo, quien ilumine y guíe su caminar, para ser pastores según el corazón de Dios.
Ver y escuchar la homilía completa:
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