Nuestra diócesis se prepara para vivir la Solemne Misa Crismal, en la que se bendicen los óleos de los Enfermos y el de los Catecúmenos y se Consagra el Santo Crisma, que se utilizarán para los diferentes sacramentos durante un año, hasta la próxima Misa Crismal.
En esta celebración, además, los sacerdotes renovarán las promesas que hicieron en el día de su ordenación, ante el obispo diocesano.
Esta celebración, para este año 2019, se realizará el jueves 11 de abril a las 11:00 a.m., días antes de empezar la Semana Mayor, en la Catedral Nuestra Señora de Chiquinquirá, del municipio de Sonsón, la Catedral madre de nuestra iglesia diocesana, en la que también se podrá ganar la indulgencia plenaria que se concede a los templos dedicados en honor a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en el marco de los 100 años de coronación canónica de la Virgen, patrona de Colombia.
Esta misa, que el Obispo celebra con su presbiterio, y dentro de la cual consagra el santo crisma y bendice los demás óleos, es una manifestación de comunión de los presbíteros con el propio Obispo. Con el Santo Crisma consagrado por el Obispo, se ungen los recién bautizados, los confirmados son sellados, y se ungen las manos de los presbíteros, la cabeza de los Obispos y la iglesia y los altares en su dedicación. Con el óleo de los catecúmenos, éstos se preparan y disponen al Bautismo. Con el óleo de los enfermos, éstos reciben alivio en su debilidad.
Para esta Misa se reúnen y concelebran en ella los presbíteros, puesto que en la confección del crisma son testigos y cooperadores del Obispo, de cuya sagrada función participan, para la construcción del pueblo de Dios, su santificación y su conducción: así se manifiesta claramente la unidad del sacerdocio y del sacrificio de Cristo, que se perpetúa en la Iglesia.
Esta Misa Crismal es propia del Jueves Santo, en la mañana, pero, por situaciones pastorales y de acceso complicado desde los diferentes municipios y parroquias de la diócesis, se traslada ocho días antes.
En la ceremonia, el obispo pregunta a los sacerdotes, ¿queréis renovar las promesas que hicieron un día ante el obispo y ante el pueblo santo de Dios? ¿Queréis uniros más fuertemente a Cristo y configuraros con él, renunciando a vosotros mismos y reafirmando la promesa de cumplir los sagrados deberes que, por amor a Cristo, aceptasteis gozosos el día de vuestra ordenación para el servicio de la Iglesia? ¿Deseáis permanecer como fieles dispensadores de los misterios de Dios en la celebración eucarística y en las demás acciones litúrgicas, y desempeñar fielmente el ministerio de la predicación como seguidores de Cristo, cabeza y pastor, sin pretender los bienes temporales, sino movidos únicamente por el celo de las almas?
Extendemos la invitación a que desde las diferentes parroquias del territorio se desplacen hasta el municipio de Sonsón, para esta fiesta de la unidad diocesana, el obispo, sus presbíteros y el pueblo de Dios.