Mucho hemos escuchado los dichos de agosto: el mes de las cometas; según nuestros familiares, es el mes del año en que más vientos azotan el mundo, el país, los departamentos, ciudades o municipios y se convierte en una oportunidad perfecta para esta acción; pero ahora, elevar cometa es simplemente un buen recuerdo. Si bien no hemos tenido la posibilidad de salir y vivir nuestra vida de manera “normal”, ha sido la oportunidad para encontrarnos en la virtualidad con personas que nunca pensamos conocer.
Este fue el caso del Congreso Virtual para las Pequeñas Comunidades Eclesiales. Más que un espacio de formación, fue de reflexión y encuentro con los pares, con comunidades de diferentes lugares del país, notando cómo la fuerza de Dios se extiende hasta llegar a los rincones de la Nación. Ahí nos dimos cuenta de que la familia de las Pequeñas Comunidades Eclesiales es más grande de lo imaginado, mereciendo ese nombre: la familia, porque todos somos hermanos de una misma Iglesia.
El Congreso se llevó a cabo de la mano de grandes personas que se hicieron presentes desde la producción hasta la participación con saludos, comentarios y preguntas. Elizabeth Osorio abrió la tanda de experiencias hablando de la familia como un lugar para aprender valores como el amor, la paciencia, la ayuda y la empatía, y así crecer de una manera espiritual. La familia, como lugar complementario para la pequeña comunidad, tiene una misión que es el amor y, de esta manera, se entiende que nuestra vida en comunidad debe estar fundamentada en el amor; por esta razón, la familia debe ser Iglesia Doméstica, porque es la primera y más básica comunidad eclesial (cf. LG 11).
Las familias se hicieron sentir con la respuesta positiva de todas las pequeñas comunidades que estuvieron presentes a lo largo de los días del congreso, por esta razón, la Cena Familiar se celebró con el más grande entusiasmo y compromiso: junto a la Palabra de Dios, y una reflexión recordando que la familia, con las personas que la conforman, se convierten en parte fundamental para la edificación de la sociedad.
Escuchar a Juan José Gómez García, estudiante de Teología de la Universidad Católica de Oriente e integrante de la Pre – comunidad Eclesial por el Reino de Dios: Effeta fue una experiencia de gratitud, y María, en la ministerialidad de la Iglesia, fue la protagonista. Decidimos, entonces, tomar el ejemplo de la Virgen al ser discípula de Jesús sin esperar nombramientos o tratos especiales por parte de quienes la rodeaban; en este sentido, las enseñanzas radican en entender que desde la sencillez, se debe volver la midad a Jesús, al amor, a no ser indiferentes y a entender que el otro es hermano, para así lograr que el servicio realizado en la Iglesia sea verdaderamente efectivo.
Por esta razón realizamos un homenaje a la fiel discípula que ha acompañado siempre a las comunidades eclesiales: con cantos, oraciones y mucha fe, recordamos que a María siempre la veremos como maestra de la Iglesia.
Para terminar nuestros días de experiecias y aprendizajes en torno al Señor y su fiel Discípula, el Pbro. John Jairo Rivera nos habló acerca de la Eucaristía en las Pequeñas Comunidades Eclesiales, realizando un recuento histórico sobre cómo era la celebración de la eucaristía en sus inicios. Sorprendente es conocer que sus comienzos son en pequeñas comunidades eclesiales, estas se realizaban en hogares con un reducido grupo de personas donde compartían experiencias y reflexionaban acerca de la Palabra de Dios.
El Congreso Virtual se cerró con la Eucaristía presidida por Monseñor Fidel León Cadavid Marín, Obispo de nuestra Diócesis y así, constatamos una vez más que aunque los templos siguen cerrados, la Iglesia sigue más unida que nunca. Agosto, el mes de las cometas nos ayuda a entender que los vientos que nos azotan están llenos de la fuerza del Espíritu Santo y con ella la fuerza de las Pequeñas Comunidades Eclesiales.
Por: Maria Camila Giraldo Gómez
Comunicaciones Itinerarios de Evangelización