La Diócesis de Sonsón Rionegro, en cabeza de monseñor Fidel León Cadavid Marín, informa el fallecimiento de Monseñor José Dolores García Duque.

Monseñor José Dolores, nació en El Peñol el 22 de marzo de 1929.  Hijo de don Antonio García y doña María Duque, sus estudios primarios los realizó en la Escuela Urbana de su pueblo natal y los secundarios los realizó en el Seminario Menor de Medellín. Se formó en el Seminario Conciliar de Medellín.

Fue ordenado diácono por Monseñor Tulio Botero Salazar en Medellín en mayo de 1958 y en Marinilla fue su ordenación sacerdotal por Monseñor Alberto Uribe Urdaneta el 30 de noviembre de 1958. 

Vicario Foráneo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de El Peñol, de Nuestra Señora de los Dolores en 1986 y de San Simón y San Judas en 1994. Fue distinguido con el título de Prelado de Honor de su Santidad Juan Pablo II en 1996. 

Durante su vida ministerial, se desempeñó: vicario parroquial en la parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá en el Peñol; Vicario parroquial en la catedral Nuestra Señora de Chiquinquirá en Sonsón; vicario parroquial en la parroquia Nuestra Señora del Carmen en el municipio del Carmen de Viboral; Se desempeñó como párroco en la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Pantanillo; Parroquia San Julián, Argelia; Parroquia San José en Sonsón; parroquia San Rafael Arcángel en el municipio de San Rafael;  parroquia San Vicente Ferrer en San Vicente; parroquia Nuestra Señora de los Dolores, San Carlos; Parroquia San José, El Carmen de Viboral; parroquia San Cayetano en La Ceja; Estuvo como rector en la Capilla Nuestra Señora de Chiquinquirá en La Ceja; Juez en la Penitenciaría diocesana en La Ceja y administrador en la Basílica Menor Nuestra Señora del Carmen del mismo municipio.

Los sacerdotes, seminaristas, religiosos, religiosas y la comunidad de la diócesis elevamos una acción de gracias a Dios por la vida de Monseñor José Dolores, y le pedimos que lo acoja en su reino y conforte a su familia. Desde nuestra iglesia diocesana agradecemos todos los años de servicio ministerial.

Su velación será a partir de las 5:00 p.m. en la Capilla Niño Jesús de Praga contiguo a la Casa Sacerdotal la Transfiguración.
Sus exequias se llevarán a cabo mañana martes 7 de marzo a las 2:00 p.m. en la Cocatedral San Nicolás el Magno, Rionegro. Nos unimos en oración.

 

 

La Delegación de Liturgia pone a disposición el subsidio para el miércoles de ceniza, día en que damos inicio al tiempo cuaresmal, camino de preparación para la Pascua y para recibir a Dios en nuestras vidas.

Compartimos el subsidio:

MIERCOLES DE CENIZA

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2023

Ascesis cuaresmal, un camino sinodal

Queridos hermanos y hermanas:

Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas concuerdan al relatar el episodio de la Transfiguración de Jesús. En este acontecimiento vemos la respuesta que el Señor dio a sus discípulos cuando estos manifestaron incomprensión hacia Él. De hecho, poco tiempo antes se había producido un auténtico enfrentamiento entre el Maestro y Simón Pedro, quien, tras profesar su fe en Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios, rechazó su anuncio de la pasión y de la cruz. Jesús lo reprendió enérgicamente: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres» (Mt 16,23). Y «seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado» (Mt 17,1).

El evangelio de la Transfiguración se proclama cada año en el segundo domingo de Cuaresma. En efecto, en este tiempo litúrgico el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado. Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida, en Cuaresma se nos invita a “subir a un monte elevado” junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis.

La ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz. Era precisamente lo que necesitaban Pedro y los demás discípulos. Para profundizar nuestro conocimiento del Maestro, para comprender y acoger plenamente el misterio de la salvación divina, realizada en el don total de sí por amor, debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades. Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar. Nos hará bien reflexionar sobre esta relación que existe entre la ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal.

En el “retiro” en el monte Tabor, Jesús llevó consigo a tres discípulos, elegidos para ser testigos de un acontecimiento único. Quiso que esa experiencia de gracia no fuera solitaria, sino compartida, como lo es, al fin y al cabo, toda nuestra vida de fe. A Jesús hemos de seguirlo juntos. Y juntos, como Iglesia peregrina en el tiempo, vivimos el año litúrgico y, en él, la Cuaresma, caminando con los que el Señor ha puesto a nuestro lado como compañeros de viaje. Análogamente al ascenso de Jesús y sus discípulos al monte Tabor, podemos afirmar que nuestro camino cuaresmal es “sinodal”, porque lo hacemos juntos por la misma senda, discípulos del único Maestro. Sabemos, de hecho, que Él mismo es el Camino y, por eso, tanto en el itinerario litúrgico como en el del Sínodo, la Iglesia no hace sino entrar cada vez más plena y profundamente en el misterio de Cristo Salvador.

Y llegamos al momento culminante. Dice el Evangelio que Jesús «se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz» (Mt 17,2). Aquí está la “cumbre”, la meta del camino. Al final de la subida, mientras estaban en lo alto del monte con Jesús, a los tres discípulos se les concedió la gracia de verle en su gloria, resplandeciente de luz sobrenatural. Una luz que no procedía del exterior, sino que se irradiaba de Él mismo. La belleza divina de esta visión fue incomparablemente mayor que cualquier esfuerzo que los discípulos hubieran podido hacer para subir al Tabor. Como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena. También el proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino.

La experiencia de los discípulos en el monte Tabor se enriqueció aún más cuando, junto a Jesús transfigurado, aparecieron Moisés y Elías, que personifican respectivamente la Ley y los Profetas (cf. Mt 17,3). La novedad de Cristo es el cumplimiento de la antigua Alianza y de las promesas; es inseparable de la historia de Dios con su pueblo y revela su sentido profundo. De manera similar, el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad. La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada.

El camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. Para que esta transfiguración pueda realizarse en nosotros este año, quisiera proponer dos “caminos” a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.

El primero se refiere al imperativo que Dios Padre dirigió a los discípulos en el Tabor, mientras contemplaban a Jesús transfigurado. La voz que se oyó desde la nube dijo: «Escúchenlo» (Mt 17,5). Por tanto, la primera indicación es muy clara: escuchar a Jesús. La Cuaresma es un tiempo de gracia en la medida en que escuchamos a Aquel que nos habla. ¿Y cómo nos habla? Ante todo, en la Palabra de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia. No dejemos que caiga en saco roto. Si no podemos participar siempre en la Misa, meditemos las lecturas bíblicas de cada día, incluso con la ayuda de internet. Además de hablarnos en las Escrituras, el Señor lo hace a través de nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los rostros y en las historias de quienes necesitan ayuda. Pero quisiera añadir también otro aspecto, muy importante en el proceso sinodal: el escuchar a Cristo pasa también por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia; esa escucha recíproca que en algunas fases es el objetivo principal, y que, de todos modos, siempre es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal.

Al escuchar la voz del Padre, «los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo» (Mt 17,6-8). He aquí la segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones. La luz que Jesús muestra a los discípulos es un adelanto de la gloria pascual y hacia ella debemos ir, siguiéndolo “a Él solo”. La Cuaresma está orientada a la Pascua. El “retiro” no es un fin en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección. De igual modo, el camino sinodal no debe hacernos creer en la ilusión de que hemos llegado cuando Dios nos concede la gracia de algunas experiencias fuertes de comunión. También allí el Señor nos repite: «Levántense, no tengan miedo». Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades.

Queridos hermanos y hermanas, que el Espíritu Santo nos anime durante esta Cuaresma en nuestra escalada con Jesús, para que experimentemos su resplandor divino y así, fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el camino con Él, gloria de su pueblo y luz de las naciones.

Roma, San Juan de Letrán, 25 de enero de 2023, Fiesta de la Conversión de san Pablo

Francisco

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Fuente: Vatican 

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-02/telegramas-del-papa-francisco-a-los-paises-sobrevolados-en-su-vi.html

Imagen: Vatican News 
https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-02/francisco-el-camino-cuaresmal-es-sinodal.html

 

Comunicado a la opinión pública | Diócesis de Sonsón Rionegro

La Diócesis de Sonsón Rionegro, en cabeza del Obispo y sus instituciones diocesanas: Universidad Católica de Oriente-UCO, la Corporación Vida, Justicia y Paz, la Organización COREDI y la Corporación Prodepaz, se permiten enviar un comunicado a la opinión pública con profunda preocupación, por la situación de orden público que se viene evidenciando, en los últimos meses, en nuestra querida subregión del Oriente Antioqueño y de manera muy particular, en los municipios de Nariño y Argelia de María.

Compartimos el comunicado:

COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA

 

 

 

DECRETO 004
Febrero 07 de 2023

FIDEL LEÓN CADAVID MARÍN, 

Por gracia de Dios y voluntad de la Sede Apostólica
Obispo de Sonsón-Rionegro

CONSIDERANDO:

  1. Que en cada Diócesis debe constituirse el consejo presbiteral, es decir, un grupo de sacerdotes que sea como el senado del Obispo, en representación del presbiterio, cuya misión es ayudar al Obispo en el gobierno de la diócesis conforme a la norma del derecho, para proveer lo más posible al bien pastoral de la porción del pueblo de Dios que se le ha encomendado. Cfr. c. 495 1.
  2. Que algunos de los sacerdotes elegidos para el periodo 2021-2023, ha sido cambiados de sus oficios y otros enviados experiencias misioneras.
  3. Que es necesario nombrar nuevos miembros del consejo presbiteral, según la reglamentación de los estatutos, de modo que el número de los nombrados o elegidos siempre sea igual.

 DECRETA:

Artículo Primero: Nómbrese como miembros del Consejo Presbiteral de la Diócesis de Sonsón Rionegro a tenor del canon 495 y de los estatutos diocesanos, para el período restante 2021-2023 a los siguientes sacerdotes:

  1. Miembro elegido por el Clero: (según las actas de votación)

Presbítero José Raúl RAMÍREZ VALENCIA – por los vicarios parroquiales y sacerdotes adscritos.

Artículo segundo: El presente decreto rige a partir de la fecha de su expedición.

COMUNÍQUESE Y CÚMPLASE

Dado en Rionegro, (Antioquia) a los siete (07) días del mes de febrero del año dos mil veintitrés (2023).

+ Fidel León Cadavid Marín
 Obispo de Sonsón-Rionegro

Juan Carlos Duque Villada Pbro.
Canciller