Angelus: La lógica de la misión es restituir la dignidad y la libertad mediante el perdón de los pecados

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vat-angelus01Ciudad del Vaticano, 7 de febrero 2016 (Vis).-La lógica que guía la misión de Jesús y la misión de la Iglesia es ir a »pescar», salir en busca de los hombres y las mujeres, no para hacer proselitismo, sino para restituirles la plena dignidad y libertad mediante el perdón de los pecados. Así ha explicado el Papa esta mañana durante el Angelus el evangelio de San Lucas qe narra la llamada de los primeros discípulos de Jesús. En la orilla del lago de Galilea, Pedro y sus compañeros, remiendan las redes después de una noche sin pescar nada, cuando Jesús sube a su barca y comienza a predicar la palabra de Dios a la multitud reunida en la riva. Después les pìde que vayan mar adentro y vuelvan a echar las redes y, aunque Pedro le recuerda que no han tenido suerte, como se fía de Cristo obedece a su mandato.
 
»Y su fe no le decepciona porque las redes se llenaron de una cantidad tan grande de pescado que casi se rompen – añadió Francisco- Frente a este evento extraordinario el estupor se apodera de los pescadores y Simón Pedro se arroja a los pies de Jesús diciendo: »Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador». Ese signo prodigioso lo convence de que Jesús no es solo un formidable maestro, cuya palabra es verdadera y poderosa, sino de que es el Señor, es la manifestación de Dios. Y esa presencia tan cercana suscita en Pedro un fuerte sentido de su mezquindad e indignidad. Desde un punto de vista humano, piensa que hay que poner distancia entre el pecador y el Santo. En verdad, precisamente su condición de pecador requiere que el Señor no se aparte de él, de la misma forma en que un médico no puede alejarse de los enfermos».
 
La respuesta de Jesús a Simón Pedro es »tranquilizadora y firme: »No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres». Y de nuevo el pescador de Galilea,confiando en esa palabra abandona todo y sigue al que se ha convertido en su Maestro y Señor, como lo harán también Santiago y Juan, su socios». »Ésta es la lógica que guía la misión de Jesús y la misión de la Iglesia -subrayó el Pontífice- ir a buscar, a pescar a los hombres y a las mujeres, no para hacer proselitismo, sino para restituirles su plena dignidad y libertad, mediante el perdón de los pecados. Esto es lo esencial del cristianismo: difundir el amor regenerador y gratuito de Dios, con actitud de acogida y de misericordia hacia todos, para que cada uno encuentre la ternura de Dios y tenga plenitud de vida. Y aquí, de forma particular, pienso en los confesores: Son los primeros que tiene que dar la misericordia del padre, siguiendo el ejemplo de Jesús, como hicieron también los dos frailes santos, el Padre Leopoldo y el Padre Pío».
 
»El Evangelio de hoy nos interpela -concluyó- ¿Sabemos confiar verdaderamente en la palabra del Señor? O ¿nos dejamos desalentar por nuestros fracasos? En este Año Santo de la Misericordia estamos llamados a consolar a cuantos se sienten pecadores e indignos ante el Señor y abatidos por sus propios errores, diciéndoles las palabras de Jesús: »No temas». ¡La misericordia del Padre es más grande que tus pecados! ¡ Es más grande, no temas!».

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