Celebramos 65 años de Creación

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Este viernes 18 de marzo, la Diócesis de Sonsón Rionegro celebró 65 años de creación, con una celebración Eucarística en la Catedral San Nicolás el Magno de Rionegro, presididos por monseñor Fidel León Cadavid Marín, obispo diocesano.
 
Se contó con la presencia de monseñor Orlando Corrales, arzobispo de Santa Fe de Antioquia; monseñor Flavio Calle Zapata, arzobispo emérito de Ibagué, monseñor Giovanni Bicchierri, Secretario de la Nunciatura Apostólica en Colombia, y un significativo número de sacerdotes y fieles.
 
En la celebración, además, se hizo entrega del título de Capellán de Su Santidad, que fue otorgado por el papa Francisco al presbítero Francisco Ocampo Aristizábal. Lo entregó monseñor Giovanni de la nunciatura.
A propósito de los 65 años de creación de la diócesis, compartimos las palabras de monseñor Iván Cadavid Ospina en esta celebración.

Es un camino largo el que hemos recorrido juntos como Diócesis de Sonsón Rionegro. Hoy nos corresponde celebrar, dar gracias a Dios por esta historia tejida por tantos y con tanto cuidado. Si recorremos uno a uno los pasos dados por la diócesis en estos 65 años de existencia, veremos indefectiblemente al Pastor que va delante de nosotros. mostrándonos el camino, al Maestro de la verdad iluminando con su luz nuestros pasos, al Señor de la historia abriendo por doquier senderos de esperanza, y junto a él nuestra madre de todas las horas, la señora del Rosario de Arma. También hemos recorrido caminos tortuosos, como el de la violencia fratricida, pero nuestra fe y amor a la Iglesia se han mantenido firmes.

Hemos venido hoy a celebrar. Lo hicimos ya con el máximo sacrificio de acción de gracias que ofrecemos los cristianos; ahora lo hacemos con una copa y una comida, como lo hizo Jesús con sus discípulos en la cena postrera. Y al compartir estas dos mesas, ambas sagradas por su significado, ponemos ante el dueño de la mies las fatigas, los sudores, las largas caminatas por valles y montañas, las múltiples alegrías vividas con nuestras comunidades, el peso de la cruz sobre nuestros hombros, los bellos paisajes de nuestros campos, la serena vida simple como el agua de nuestros campesinos, los cánticos cotidianos que han resonado en nuestros templos y capillas, las plegarias desgranadas lentamente ante el sagrario o al ritmo cadencioso del Rosario, el esplendor de nuestras celebraciones más solemnes, la sencillez de un pueblo que a pesar de sus conquistas no se ha dejado dominar por la soberbia.

En esta copa de vino recogemos el trabajo apostólico de nuestros 6 obispos, pastores a quienes Dios confió el encargo de caminar con nosotros y darnos identidad; de un alto número de sacerdotes, muchos ya en la casa del Padre, generosos y fieles, que se han gastado lentamente en el surco del Señor; hoy acompañamos a un miembro. eminente de nuestro presbiterio, el querido Padre Pacho, en la distinción que la Iglesia le hace por su larga y meritoria trayectoria sacerdotal; recordamos también toda una sinfonía de servicios y carismas de religiosos y religiosas dando testimonio del reino futuro con su fidelidad; y a una pléyade de laicos, hombres y mujeres, comprometidos con la causa del Evangelio y sedientos de eternidad. Vale la pena recordar el pasado y revivirlo, es muy significativo y gratificante poder mirar hacia atrás porque «si dejas los pedazos de tu alma enamorada en el sendero, qué dulces, qué divinos son tus pasos». Brindamos por esta amada diócesis y por el futuro que ya estamos construyendo. Salud.

Mons. Francisco Ocampo Aristizábal

El título de “Monseñor” entendido como Capellán de Su Santidad, corresponde a un título honorífico, conferido por el Romano Pontífice, como una concesión especial a un presbítero, generalmente por petición del obispo diocesano. Esta dignidad es conferida a los presbíteros que son considerados dignos en virtud de sus cualidades humanas y Cristianas y por haber realizado contribuciones invaluables a la comunidad eclesial.

El Papa Francisco, en gesto de reconocimiento de la invaluable obra que ha desarrollado el Padre Francisco Ocampo Aristizábal en bien de la Iglesia Universal, representada en nuestro territorio diocesano, le concede este título honorífico de capellán de Su Santidad, dadas sus denotadas cualidades humanas, su ejemplo de vida Cristiana y su genuino celo pastoral por las comunidades que a él han sido encomendadas, procurando en ellas un desarrollo humano integral a la luz de la Palabra de Dios y el magisterio de la Iglesia.

A partir de este momento, a este servidor se le llamará Monseñor Francisco Ocampo Aristizábal.

El título en español dice.

EL SUMO PONTÍFICE FRANCISCO

Ha elegido entre sus capellanes al reverendo señor
FRANCISCO OCAMPO ARISTIZABAL

de la diócesis de Sonsón – Rionegro

para que al mismo reverendo señor se le anuncie oportunamente.

Dado desde los edificios vaticanos, el día 18 de enero del 2022

 

SEMBLANZA DE LA VIDA Y OBRA DEL PADRE
FRANCISCO OCAMPO ARISTIZÁBAL

El Pbro. Francisco Ocampo Aristizábal nació en el Municipio de El Santuario, vereda “El Valle de María”, el 14 de septiembre de 1935, hijo de Joaquín Ocampo y María de los Ángeles Aristizábal; fue bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá del mismo Municipio, por el Pbro. José Ignacio Botero.

Llegado a la edad escolar, cursó sus estudios primarios, inicialmente en su escuela veredal, y luego pasó al Colegio Parroquial que atendía hasta tercero de bachillerato. En el año 1952 ingresó al Seminario menor de Medellín y, posteriormente al Seminario Conciliar, para continuar sus estudios de Filosofía y Teología.

Es Licenciado en Ciencias Religiosas de la Universidad Católica de Oriente, titulo obtenido 23 de enero de 1987.Esta misma Universidad le confirió el título de Magíster en Humanidades, Honoris Causa, por su labor pastoral y educativa en beneficio de las gentes de la región, en octubre de 2019.

Recibió la ordenación diaconal el dos (2) de julio1961; y el ocho (8) de diciembre del mismo año la ordenación presbiteral de manos del Excelentísimo Señor Alfredo Rubio Díaz obispo de la Diócesis de Sonsón.

Inició su ministerio sacerdotal como Vicario Cooperador de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Marinilla, donde prestó además el servicio como profesor de Filosofía en el Colegio Nacional de San José de enero a septiembre de 1962.

De Marinilla es trasladado como Vicario Cooperador a la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria del municipio de Guarne donde trabajó de octubre 1962 a febrero de 1963; luego fue nombrado Vicario Cooperador de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Abejorral donde permaneció entre febrero de 1963 y enero de 1964.

El 25 de enero de 1964 fue enviado como vicario Cooperador a la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de El Peñol y capellán de los campamentos de trabajadores que las Empresas Públicas de Medellín tenían en el río Nare con motivo de la construcción de la represa El Peñol Guatapé.

Cuando el Padre Ocampo Aristizábal llega a El Peñol, las Empresas Públicas de Medellín estaban iniciando los trabajos de construcción de la Represa del rio Nare. Profesionales, trabajadores y gentes de diversa índole inundaban la región donde se realizaban los trabajos, sembrando inquietud, no sólo por la construcción de la obra sino porque todo esto traía consigo un cambio de costumbres para la población en referencia a lo social, familiar y religioso.

La acción de la parroquia, con el padre Francisco como acompañante idóneo de la comunidad, es eficaz e inmediata: promueve el Sindicato de Agricultores, lo organiza y orienta la problemática. Fomenta las Juntas de Acción Comunal. En el consejo presbiteral diocesano, expone la situación social donde se conviene solicitar el estudio evaluativo que, posteriormente, le fue confiado a “Codesarrollo” y fue la base para el Contrato Maestro y el Contrato Parroquial que, a la postre, pese a los descontentos, fueron los instrumentos conciliadores y orientadores de las acciones de compensación y retribución por las obras, tanto para las familias como para las instituciones públicas y privadas, entre ellas, para el Municipio y la Parroquia de El Peñol.

Todos estos esfuerzos contribuyeron en la consolidación de una nueva cabecera municipal, el Nuevo Peñol, donde el Padre Francisco con su presencia activa animó la comunidad y sus feligreses, acompañándolos, apoyándolos y sirviendo de vocero en muchas circunstancias.

En el mes de enero de 1979 fue nombrado por el Excelentísimo Señor Alfonso Uribe Jaramillo párroco de Nuestra Señora del Carmen del Municipio de Guatapé, tomando posesión el 9 de julio del mismo mes, encargo que cumplió hasta el 24 de septiembre de 1980, luego recibió el encargo de Vicario parroquial de las parroquias de El Peñol y Guatapé hasta el año 1983, donde es nombrado de Nuestra Señora de Chiquinquirá El Peñol, posesionándose el 20 de junio, oficio que desempeñó hasta septiembre de 1998, cuando pasó a la parroquia de Jesús Nazareno, en Rionegro, hasta diciembre del año 2003.

Su presencia ha sido de gran importancia para la construcción y consolidación social de la comunidad peñolense, es fundamental resaltar entre otra de sus obras y tal vez la que le lleva a un reconocimiento, regional, departamental y nacional, la idea de llevar la educación al campo adaptándola al modelo de la Fundación para la Aplicación y Enseñanza de las Ciencias FUNDAEC que se apoyaba en un Sistema de Aprendizaje Tutorial, de esta manera se dieron los primeros pasos para lo que hoy es “COREDI” Corporación Educativa para el Desarrollo Integral, entidad creada para prestar el servicio educativo a las comunidades rurales, llevando la educación a través de la cobertura educativa.

Fue condecorado en la ciudad de Marinilla con el Escudo de la Ciudad, en Categoría de Oro en año 2017; ha sido Miembro del Consejo Presbiteral entre los años de 1969 a 1989, de 1993 a 1996, de 2006 a 2013 y miembro del Colegio de Consultores entre los años 2006 a 2011.

El Padre Francisco, con su inquietud, capacidad de trabajo y entrega a la comunidad, como Pastor abnegado continúo su trabajo pastoral en el proyecto del Templo Natural “El Marial” en El Peñol, donde ha estado trabajando desde el año 1983 por el embellecimiento de este lugar; en este último lustro, ha dedicado su fuerza y su energía en construir comunidad cristiana, haciendo de éste un lugar un centro de turismo religioso, donde muchas personas de la ciudad y los municipios vecinos se acercan a atributar amor y veneración a la Virgen María, bajo la advocación de la “Divina Pastora”.

Algunas instituciones públicas y privadas como la Cámara de Representantes, la Asamblea de Antioquia, COREDI, CORNARE, administraciones municipales del Oriente Antioqueño, quisieron rendir homenaje de gratitud al Padre Francisco Ocampo y publicaron el libro: “Legado del Padre Pacho”.

La vida del padre Francisco Ocampo ha sido de servicio; su palabra siempre está acompañada de la acción; es un hombre que trabaja sin manifestar cansancio, sin vacaciones, siempre con diligencia y presteza.

Tiene una especial predilección como Pastor, de las personas más necesitadas, especialmente del campesinado a quien ha buscado favorecer desde los años sesenta por medio de la educación rural; este ha sido el motor a partir del cual ha gestado importantes obras que han propendido por el “DESARROLLO HUMANO

INTEGRAL” iluminado por la Encíclica “Populorum Progressio” del Papa san Pablo VI, comprendiendo que “si el desarrollo no es integral, no es desarrollo”.

Cancillería diocesana

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