La Familia: Un Proyecto de Dios en Medio de un Mundo Cambiante
“¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, ¿y los dos serán una sola carne? “Así que, no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” (Mateo 19, 4–6).
Hablar de Familia como proyecto de Dios en un mundo cambiante es detenernos un instante a replantear la palabra proyecto en la vida del ser humano, ya que esta nos ayuda a comprender la vivencia diaria, desde la planeación, organización y proyección; conceptos fundantes que ayudan sin lugar a duda al caminar diario.
Es así como, desde este concepto, podemos descubrir en cada situación el paso de Dios en nuestra propia vida, fortaleciendo las competencias y transformando la existencia. Se necesita un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida: no es esperar de la vida, sino es la vida la que espera algo de nosotros, a lo cual debemos ser consiente para proyectarnos. Teniendo en cuenta esto, el Proyecto de Vida, va enfocado a la integridad del ser: espiritual, familiar, intelectual, físico y social. Es asumir una responsabilidad en el vivir para encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea, y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.
La vida siempre te llevará donde tú estés dispuesto a llegar, teniendo presente el proyecto al cual hemos visionado, quizá el construir Familia en un mundo cambiante, que nos presenta una idea desfigurada, se considere un proceso ante el cual debemos tener un criterio sólido para descubrir ese regalo de Dios. La situación familiar en la que cada cual se encuentra es un don de Dios, y es en esa situación donde se produce el encuentro con la llamada que Dios dirige (1 Cor. 7,7-9). Con todo y lo anterior, es necesario escuchar esa llamada y promesa que le da sentido a las relaciones interpersonales que la Familia nos proporciona.
Como nos lo expresó el Papa Francisco en el Ángelus de la solemnidad de la Sagrada Familia el 27 de diciembre de 2015: “El núcleo familiar de Jesús, María y José es para todo creyente, y en especial para las familias, una auténtica escuela del Evangelio, donde admiramos el cumplimiento del plan divino de hacer de la familia una especial comunidad de vida y de amor”.
A propósito de esto, Jesús nos da un mandamiento nuevo: amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado (cf. Juan 15, 12-13). Este mandamiento se aplica no solo a nuestros amigos y hermanos en la fe, sino también a nuestra Familia. Debemos amar a nuestra Familia con el mismo amor sacrificial con el que Jesús nos ama: es nuestro compromiso de cada día, descubrir el plan de Dios para con esta.
Te invito a reflexionar:
¿Cuál es tu ideal? ¿Tu mayor obstáculo?
¿Hacia dónde te quieres proyectar?
Por: Esp. Nelson Vera Pérez
Coordinador de Proyectos
Área de Pastoral Social