El nuevo templo de San José en El Carmen fue bendecido y consagrado su altar

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El lunes 19 de marzo se realizó, en el municipio de El Carmen de Viboral, la bendición del templo y consagración del altar, de la parroquia San José, después de un proceso de construcción que duró más de tres años.

La ceremonia Eucarística comenzó, como lo indica el rito para este tipo de celebraciones, con la comunidad afuera, las puertas cerradas y el desfile de los ministros hasta la puerta central, donde se realizó la entrega oficial, por parte de los arquitectos, ingenieros y operarios, de las llaves y de los planos del templo, al obispo diocesano, quien, a su vez, las entregó al párroco, el padre Pedro Nel Quinchía, quien fue el responsable de abrir la puerta, para que se pudiera ingresar y continuar con la celebración.

A la ceremonia asistieron los señores obispos Flavio Calle Zapata, arzobispo de Ibagué; Jorge Alberto Ossa, oriundo de dicho municipio y obispo de Santa Rosa de Osos y el arzobispo emérito de Santa Fe de Antioquia, Ignacio Aristizábal; además, contó con la presencia de más de 30 sacerdotes que se hicieron partícipes en esta fiesta de la iglesia Carmelitana.

En la homilía, monseñor Fidel manifestó que no se puede ocultar la alegría profunda que embarga, al poder dedicar hoy a Dios este hermoso templo en el mismo día en que se festeja al patrono San José, y se conmemoran treinta años de la existencia de esta parroquia “Se conjugan este momento y en este lugar, muchos sueños y desvelos; mucho trabajo y sacrificio; mucha paciencia; diversas preocupaciones y muchas esperanzas. Hoy llenos de satisfacción y sano orgullo, queremos entregar al uso exclusivo de lo sagrado este edificio, fruto de la necesidad, de nuestro deseo, de nuestro esfuerzo, de nuestra colaboración, pero por encima de todo, fruto de nuestra fe, y de nuestro amor a Dios”.

Monseñor Fidel, agradeció al padre Pedro Nel, a los sacerdotes que lo han acompañado en todos estos años, a los fieles de esta parroquia de San José y tantos otros que han puesto algo de su corazón generoso, para alcanzar el objetivo de elevar este templo para rendir gloria a Dios y recibir en la Iglesia las gracias que el Señor nos dispensa “Que todos, absolutamente todos, podamos decir: es nuestro templo parroquial, es nuestra casa para Dios y también la casa para nosotros

Recordando el evangelio proclamado, el obispo decía que presenta un signo profético de Jesús, que nos sitúa en el verdadero sentido del templo “El templo de Jerusalén era un lugar santo, al que asistía los judíos devotos para adorar al Dios verdadero; Jesús desenmascara el culto falso, que utiliza a Dios. Habían convertido la casa de Dios en un mercado y en un negocio, en idolatría, más que en el culto agradable a Dios. Jesús, con autoridad, por ser la casa de su padre, lo purifica, lo limpia, para que sea lugar donde se adore a Dios en espíritu y en verdad”.

“Jesús resucitado es el nuevo y verdadero templo de Dios, lugar de la presencia de Dios, lugar único de encuentro con Dios. El mismo Señor Jesucristo nos convierte también a nosotros en templos del Espíritu; nosotros hacemos parte de ese cuerpo de Cristo y somos piedras vivas de ese templo. Por cristo, en Cristo, cada uno de nosotros como cristianos, somos templo de Dios” Invitó a que todos los cristianos seamos hoy conscientes de esa maravillosa realidad, que el Señor nos haga digna morada donde él habita, nos haga testimonio claro de su presencia en nosotros.

“El concilio Vaticano II nos dice que la Iglesia es, a la vez, humana y divina, visible y dotada de elementos invisibles; un templo material es signo visible de la Iglesia, pero es la comunidad misma la que es el signo vivo de la Iglesia, es el verdadero cuerpo de Cristo. La iglesia no es solamente el edificio donde se reúnen los cristianos, sino la comunidad viva y activa que testimonia su fe en medio del mundo, que la belleza, la luminosidad de este templo brille en la belleza de la vida cristiana de cada discípulo, de cada familia, de cada barrio, de cada vereda y por lo tanto brille en las casas, en las calles, en los caminos. Que en el rostro de cada fiel resplandezca la belleza y la alegría del evangelio. Ustedes, comunidad de hermanos que se aman y se sirven, son el rostro de la verdadera Iglesia, ustedes que creen y se reúnen para bendecir a Dios, son la verdadera iglesia del Señor”, añadió monseñor Fidel.

Así mismo, el obispo invitó a tener la unidad de cristianos y familia eclesial, “aquí no vengan divididos, ni aislados, ni enfrentados, con el corazón manchado de odios y rencores; aquí no cabe el individualismo, el egoísmo, la división, la marginación de ninguna persona o de ningún grupo; que Jesús nunca nos reclame que hemos convertido la casa de Dios en casa de Bandidos con una religión tejida de intereses y egoísmos”.

Insistió en la necesidad de comunidades organizadas y evangelizadoras “El templo material no tiene sentido, sin el templo vivo de la comunidad cristiana; es lastimoso que en otras partes hay templos muy bonitos, muy artísticos, pero solos. ¿Qué sentido tiene un templo, edificio, sin los templos vivos que son los fieles? La Iglesia, que es comunión, encuentra en una parroquia su expresión más visible e inmediata. Lo visible no solo es el templo, sino la comunidad cristiana, por eso la tarea fundamental de la parroquia es configurarse como familia de Dios; no es cualquier grupo unido por afinidades, por trabajos comunes, por proyectos económicos o sociales, sino una comunidad de hermanos, tejida por el Espíritu Santo. Es comunidad de fieles, o sea de discípulos, es decir, de los que creen en Jesucristo, que es la piedra angular, es el único cimiento; desde esa piedra central, nosotros somos constructores y miembros, piedras vivas”.

También, expresó qué se puede aprender de San José, como comunidad parroquial “Dios puso, confiadamente, los primeros misterios de la salvación de los hombres, a la fiel custodia de san José; Dios ha confiado a la Iglesia la continuidad de esa salvación lograda por Jesucristo, para que alcance a todos los hombres y mujeres del mundo hasta el fin de los tiempos. Por lo tanto, la parroquia, que es comunidad eclesial, tiene en sus manos la responsabilidad de ser transmisora de la fe educadora de la fe; ella es el ámbito donde nace y se crece en la fe”.

Para terminar, el obispo indicó cuál es la misión de esta comunidad parroquial “cuidar el tesoro de la fe, el gran tesoro de Jesús, el único salvador, cuidar que la fe sea una realidad existencial en sus niños y en sus jóvenes, que la fe purifique el amor fiel de los esposos, cuidar la integridad de la familia, cuidar la proclamación de la palabra y la celebración digna y participativa de la liturgia, cuidar la centralidad de la Eucaristía y la celebración del día del Señor, el domingo; cuidar los procesos evangelizadores, que son los que hacen cristianos de verdad y discípulos misioneros; cuidar de la caridad samaritana, para que alcance a todos los ancianos, los enfermos, los pobres y los necesitados de la parroquia; cuidar la vivencia comunitaria de la fe en pequeñas comunidades; cuidar que sea una parroquia en salida misionera, que llega a todas las personas y a todos los rincones con la alegre noticia del  Señor resucitado”, finalizó monseñor Cadavid.

Escuche la homilía completa:

Después de la homilía, se siguió con el rito de bendición del templo y consagración del altar; por ello, se depositó una reliquia de santa María Bernarda Bütler en el altar, se ungió con crisma la mesa que se convierte en altar para la celebración de la Eucaristía, las columnas del templo, que dan el soporte a la edificación, se encendieron los cirios del altar y las luces del templo, y se revistió el altar de blanco, que lo dispone para la celebración del sacramento de la Eucaristía.

Después de la comunión, se hizo el traslado del santísimo sacramento al sagrario, que fue bendecido también en esta celebración, donde reposará la reserva de la Eucaristía, para la adoración de los fieles. Por último, el padre Pedro Nel, párroco de esta comunidad parroquial, expresó unas palabras de agradecimiento, que puede escuchar a continuación.

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