Yo soy capaz
POR EL PERDÓN Y LA RECONCILIACIÓN
YO SOY CAPAZ DE
¿El proceso de paz está siendo acompañado por la sociedad? ¿De qué manera estamos participando en la construcción de un país en paz? Estas son las preguntas básicas que acompañan la nueva apuesta de la Diócesis de Sonsón – Rionegro, la cual propende por una mayor participación en la construcción de la paz. La paz no es algo que se realiza entre el gobierno y los diferentes grupos armados, es una tarea de todos.
Los diálogos en La Habana es un programa de gobierno que ha generado división en el país e indiferencia en muchos de los habitantes del territorio colombiano. La guerra que hemos vivido nos ha afectado a todos, por ello debemos pensar que merecemos una convivencia distinta que nos permita un estilo de vida más fraterno. Hemos perdido mucho de humanidad y debemos recuperarla.
Para hacer frente a esta situación, la Iglesia y la empresa privada emprenden a partir del 8 de septiembre, una campaña nacional que pretende involucrar a todos los colombianos en la tarea de la paz. Con este proceso se busca vencer la indiferencia y caminar en comunidad hacia este ideal: todos somos constructores y responsables de impulsar un proceso de reconciliación entre los colombianos.
El lema de la campaña es «Yo soy capaz de…» y cada empresa e institución complementará el slogan.
Soy capaz es la invitación, porque cada uno tiene una fuerza que puede aportar a ese camino de reconciliación y perdón, a crear ambientes distintos, respetar las diferencias y soñar con un mundo mejor.
Pensemos que podemos ofrecer una Colombia distinta a las generaciones venideras, somos capaces de aportar a una construcción colectiva. Aspiramos que el Oriente, junto con la Diócesis, podamos ser un ejemplo de ese camino de construcción permanente de reconciliación y perdón. Es un trabajo de todos los días que se hace en las relaciones de pareja, con los familiares, vecinos y amigos. Podemos construir una verdadera y nueva Colombia.
Proponemos también realizar una oración para permanecer en comunión con Dios, para que disponga nuestros corazones a actitudes de servicio y acciones más humanas. Aprovechemos este resto de año y todo el 2015, los diferentes momentos litúrgicos, buscando que el mensaje evangélico de reconciliación pueda llenar nuestro corazón.
¿Qué podemos hacer como creyentes, formadores de conciencia o constructores de sociedad? La paz se anida en el corazón de las personas. La invitación es entonces a decir ¡yo quiero!, como una expresión de voluntad de los colombianos. Debemos comprometernos para llegar a una cultura de la paz y del encuentro.
Vale la pena pensarnos en nuestras diferencias, vale la pena pensar en la reconciliación, vale la pena luchar por un país mejor, porque sí es posible hacer una Colombia distinta.